Se trata del EC-03, un ciclomotor eléctrico que Yamaha ya comercializa en Asia y Europa.
Mide apenas un metro y medio de largo y, con batería incluida, pesa sólo 56 kilos.
Fue diseñado para realizar desplazamientos cortos en ciudad, por lo que
sus prestaciones son prácticas, aunque limitadas: tiene una autonomía
de 45 kilómetros y alcanza una velocidad máxima de 45 km/h.
Tiene un motor eléctrico de 1,4 kilowats y su batería de iones de litio de 50 voltios necesita siete horas para realizar una carga completa..
Es un aparato básico y muy fácil de usar. Se pone en contacto con
una llave y el motor se enciende con un botón. Después, sólo es cuestión
de acelerar y levantar los pies.
El sonido que emite es apenas un zumbido. Es bastante monótono, pero hace menos ruido que un microondas calentando un café. La respuesta del motor a las órdenes del puño es inmediata y, a pesar
del tamaño diminuto y su escasa potencia, es posible divertirse
bastante. En las zonas trabadas es muy maniobrable. A la salida de las
curvas tiene los mismos reflejos de un ciclomotor naftero.
Pero donde realmente el EC-03 saca ventaja es en las arrancadas de
parado. El torque es instantáneo y no hay embragues centrífugos u otros
elementos mecánicos que se interpongan entre el movimiento del
acelerador y el de las ruedas. En ciudad y hasta 45 km/h, sería un
campeón imbatible en la Copa Mundial de Salida de Semáforos.